Organizados no pueden pisarnos
Hablar de Emprendimientos Ferroviarios (EMFER) como empresa es caminar por los senderos de la burguesía industrial nacional, esa de la que se aferran los Kirchner cuando esgrimen el tan mentado discurso de la redistribución de la riqueza. El Grupo Cirigliano que maneja la fábrica de vagones de la localidad de San Martín. Dueños del Grupo Plaza, un consorcio vinculado a los medios de transporte nacidos en pleno menemismo.
El conflicto en EMFER sigue latente tras un proceso iniciado con la apertura de paritarias de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y cuya primera etapa tuvo su punto de ebullición durante junio-julio, paros, toma de la planta y conciliación obligatoria incluidos.
E. trabaja en la empresa hace un año y medio, y la experiencia adquirida en la última lucha lo pone como protagonista. “El conflicto comienza con el acuerdo salarial de la UOM. En el gremio siempre se pide un porcentaje más de lo que se acordó. Empezamos a negociar y llegamos a un conflicto. Estuvimos un mes con quite de colaboración y la empresa ofreció algo de plata. A nosotros nos pareció que podíamos sacarles más. Cuando llevamos el pedido la empresa salió con que había situación de crisis económica y mandó una carta al Ministerio de Trabajo informando que por esa situación iba a echar gente. Al otro día llegaron los telegramas y nosotros tomamos la fábrica en forma pacífica. Lo que les dolió fue que les cortamos la fábrica de colectivos”.
En el predio de EMFER también funcionan una fábrica de colectivos y otra de chocolate, las tres bajo la misma patronal. “Es más, estamos tan comunicados todos que nosotros a veces hacemos trabajos para la de colectivos”, agrega con sorna E.
- ¿Porqué le dolió más lo de colectivos y no tanto lo de trenes?
- Porque exportan colectivos. Los chasis y el carrozado se hacen ahí. Se hacen también para Ecotrans y Plaza. EMFER recibe subsidios del gobierno y su excusa era que el gobierno no se los estaba dando. Por eso se produjo la crisis económica y mandó los 56 telegramas. Había 23 para trabajadores de agencia y el resto para efectivos, compañeros activistas y otros que le han hechos juicio a la compañía. Gente de 11 y 12 años de fábrica.
El tema de las retenciones y la escasez de subsidios sirvieron de excusa a las patronales para poner luz verde sobre las “reestructuraciones productivas”. Pero está claro que se trata de una soga oportunista del empresariado, que perversamente intenta utilizar la protesta obrera genuina para sacar provecho. En EMFER quedó claro durante uno de los intentos de corte sobre avenida General Paz. “La patronal alentó aquél corte para que se le meta presión al gobierno por el tema del subsidio que no llegaba. La empresa también buscaba sacarnos afuera y negociar los despidos. Primero sacarnos porque le convenía, dado que en la situación que estaba el gobierno, tener gente cortando General Paz o las vías del Mitre, le servía para apurar el tema de los subsidios. Pero nosotros decidimos quedarnos adentro, hicimos el paro adentro y cortamos desde la planta de colectivos hasta la de chocolate”.
- ¿Cuántos trabajadores hay en la empresa?
- Alrededor de 380 empleados en EMFER y cerca de 120 trabajadores en TAT (colectivos), que tienen su cuerpo de delegados aparte porque están en una rama diferente de la UOM, antes estábamos todos juntos. Ahora ellos son Laudo 29, porque son del automotor.
- ¿Cuál es el perfil de los delegados?
- En EMFER Los delegados son combativos. La comisión interna tiene un delegado de la patronal y cuatro de nuestro lado. El cuerpo de delegados son 13 en total y nueve responden a las bases. Se desplazó casi totalmente a la burocracia.
- Eso también lo sintió la empresa…
- Eso les molestó. Entonces quisieron ir con algo muy fuerte como los despidos con la excusa de los subsidios. Después pidieron desafueros a los delegados… es como que activaron todo muy rápido.
- ¿Cuál es el grado de precarización laboral en EMFER?
- Prácticamente no hay contratados. Hay tercerizados por agencia, cerca de 25. Pero fueron los primeros que echaron. No sabíamos que iban a echar a los efectivos. Había rumores, sí, pero primero eran los contratados. Ese día que echaron a los contratados tomamos la fábrica, para nosotros, el efectivo y el contratado son lo mismo; tocan a un contratado, tocan a un efectivo.
- Generalmente a los precarizados no se los defiende…
- Esto es lo bueno de la unión que conseguimos. Ya la gente que entra a la empresa adopta esa actitud. Acá no es que tienen que acatar las órdenes del cuerpo de delegados, tiene que acatar las decisiones de todos los compañeros. Y a los que no… bardeada, verdugueada todo el día. También está la camada que entró con la situación precaria naturalizada y en este proceso aprendieron más, y resulta que son los que más la pelean. Luchan más los pibes que algunos viejos. La gran mayoría está dispuesta a dar la pelea por uno y por los compañeros en general.
“Está la camada que entró con la situación precaria naturalizada y en este proceso aprendieron más, y resulta que son los que más la pelean”
- ¿Cómo está la conciencia de los trabajadores ante este cuadro de situación?
- La gran mayoría acompaña. Las primeras asambleas fueron muy rumorosas (sic), todavía no había nada concreto. Pero después de los despidos, la gente sí dijo “bueno, vamos para adelante porque pasó de rumor a un hecho”. Aparte se hablaba de una lista de 250 compañeros donde todos se sintieron afectados porque se la veían venir contra ellos también.
- ¿Cómo se fue desarrollando el trabajo en las asambleas?
- En las primeras asambleas éramos 50, 60 personas de 380… de a poco se fueron sumando y al momento de explotar todo, cuando tuvimos que ir a cerrar el portón de adelante, éramos un bloque de 300 personas yendo a cerrar el portón.
-¿Cuál es el balance personal que hacés de lo actuado?
- A mí me sirvió mucho para seguir activándome, es como que me despertó algo más. Tengo 20 años y es mi primer laburo como efectivo. Si bien siempre estuve en actividades, esto fue como un empujón para activar.
Después de largas semanas de conciliación obligatoria, se logró parar los despidos y se retomó la lucha salarial.
Lucha que incluyó corte de vías del Mitre, bloqueo de puertas, bloqueo de boleterías en Once y nuevas asambleas para evaluar y decidir como se sigue.
La próxima etapa encontrará a los trabajadores de EMFER y TAT, básicamente, unidos y más claros gracias a la experiencia vivida. La reivindicación salarial logró un gran avance al luchar contra la estructura que todo lo naturaliza, desde los bajos ingresos hasta la precarización de las condiciones laborales.
Y ese salto fue a partir de resoluciones colectivas, en asamblea. Es, tal vez, el mayor de los logros obtenidos. E. destaca el método asambleario. “No sólo es necesario para luchar, es también para que todo el mundo se involucre y sienta que es parte conciente de el movimiento”. El reclamo está en pie aún porque la empresa pateó la pelota para adelante aprovechando el conflicto. Los compañeros, atentos, están listos para la nueva etapa. O sea, la historia sigue.
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