Hace un mes denunciábamos en estas páginas el terrible accidente de Claudio Nicodemo, compañero que por poco salvó su vida pero perdiendo las dos piernas. Lo enmarcábamos como producto de las condiciones de trabajo y la sed de ganancias de las grandes industrias, ya que donde antes trabajaban tres, Claudio debía trabajar solo y con un control remoto. Un negocio para la patronal que reducía los tres puestos a uno, pero a costa de la salud y la vida de los trabajadores.
Esta vez el accidente dejó una víctima fatal y envuelve de bronca y tristeza a todos los trabajadores. Mariano Ruiz, de 35 años, trabajador de Sidernet (una contratista de Techint), se ocupaba del traslado de materiales en camiones volcadores. Ayer conducía un camión volcador, cuya caja terminó enganchando un puente y lo despidió de la cabina, provocando su fallecimiento de forma inmediata. Su acompañante, Jonatan Rial, sufrió heridas y se encuentra internado. Es una lamentable y dolorosa "tragedia anunciada".
Sin embargo, la respuesta inmediata de la empresa fue buscar la responsabilidad de la víctima.
Siderar, perteneciente al grupo Techint y una de las principales empresas productoras de acero plano, gana miles de millones de dólares pero mantiene a más del 50% de sus trabajadores tercerizados. Es la responsable de que a diario sus trabajadores sufran mutilaciones productos de los ritmos de producción, de largas jornadas agotadoras, de condiciones de precariedad, falta de mantenimiento que hace que las máquinas se reparen a la rotura.
Todo un cóctel explosivo que produce estas "tragedias"; que no son más que verdaderos asesinatos patronales. Los empresarios priorizan sus ganancias por sobre la integridad física y la vidas de sus trabajadores que se convierten en simples números.
Toda la bronca que explotó forzó a que la UOM local llame a un paro de 24 horas. Pero durante estos años del final del mandato kirchnerista, las patronales apretaron las tuercas provocando estos accidentes y la polítca de la UOM se mostró impotente para frenar esta sangría, que seguirá su curso si los trabajadores no logramos ponerles un freno.
Pasaron pocos días del aplastamiento de un trabajador en Paraná Metal y de la explosión de un silo en El Paraíso. Nuevas familias envueltas en la desazón y la bronca. Las muertes las seguimos poniendo quienes a diario debemos enfrentar estas situaciones.
Mientras las patronales cuentan sus millones, los trabajadores pagan las terribles consecuencias
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