Por Mariano D’Arrigo, desde
Rosario. Trabajadores de la metalúrgica Allocco reclaman la
regularización de pagos, la continuidad de 200 puestos y denuncian que una
multinacional belga esta vaciando la compañía.
Allocco
es una fábrica ubicada en Villa Gobernador Gálvez, una ciudad vecina al sur
rosarino, y produce maquinarias e insumos para la industria aceitera, tanto
local como mundial. En 2011 facturó 38 millones de euros, y en su cartera de
clientes figuran pesos pesados del sector como Renova, AGD, Bunge y
Molinos.
Sin
embargo, la planta de Allocco está paralizada. Hace cinco meses que los
trabajadores no cobran su sueldo. Se presentan cada día para cumplir su horario
y defenderla de lo que caracterizan como un lock-out patronal.
“Allocco
es una empresa con 60 años de existencia, única en su rubro en Latinoamérica y
de las que hay muy pocas en el mundo”, afirma Aníbal, un ingeniero que trabaja
en Allocco. Era una empresa familiar, que llegó a emplear a 204 trabajadores y,
reconoce, “tenía muy buenos salarios, superiores a los habituales en el
sector”.
Tras
la caída de la convertibilidad, Allocco comenzó a exportar maquinaria a Europa,
y se asoció a Desmet, una multinacional de capitales belgas y franceses y rival
de la empresa local. “En 2006, 2007, Desmet compró la totalidad de las acciones
de Allocco, en una clara maniobra de eliminación de la competencia”, sostiene
Aníbal. Y subraya una paradoja: “En 2011 se logra el récord de facturación de la
compañía, y al mismo tiempo se genera una deuda millonaria. Tercerizaron equipos
y dejaron de pagarle a proveedores”.
Los
trabajadores también destacan el papel de Marcelo Markous, quien compró Allocco
en 2012 por 8 millones de dólares y desde septiembre del año pasado preside su
directorio. Recuerda Aníbal: “Nos lo presentaron como alguien que se hacía cargo
de empresas en crisis”.
Markous
es un empresario que asesora a La Serenísima y es dueño de Dinámica Aplicada,
una de las tres fábricas en el mundo que produce instrumental para la industria
nacional. En la década del noventa trabajó para el Exxel Group, el grupo
inversor que a través de complejas y audaces maniobras financieras –algunas de
ellas, investigadas por la justicia- compró, por ejemplo, empresas de medicina
prepaga, Argencard, Musimundo, Freddo, Supermercados Norte, OCA y otras
compañías vinculadas a Alfredo Yabrán.
“Desde
que entraron ellos (por Markous) la empresa fue en declive”, sostiene Leonardo,
otro de los voceros, y denuncia que los directivos “no dan la cara desde hace 30
días”.
Casualidad,
o no, el gerente general de Desmet Ballestra Argentina, la filial de la anterior
dueña y rival de Allocco, es Fernando Markous, hermano de Marcelo.
Respuestas
insuficientes
En
las últimas dos semanas, los trabajadores profundizaron la movilización. Primero
acamparon frente al Ministerio de Trabajo de la provincia, y llegaron incluso a
encadenarse. Luego marcharon hacia la sede local de la AFIP y la ANSES, donde
funciona una delegación del Ministerio de Trabajo de la nación, y hasta la
gobernación santafesina.
Hasta
ahora, los ofrecimientos de los funcionarios están muy lejos de las necesidades
de las familias. La provincia entregó una única ayuda social de mil pesos por
trabajador, y en la dependencia nacional les ofrecieron un bolsón de comida y la
posibilidad de gestionar en diez días un subsidio de 800 pesos por el Programa
de Recuperación Productiva (REPRO), para empresas en crisis.
Aníbal
evalúa que “la respuesta del estado ha sido magra” y destaca “la deuda de 12
millones de pesos que tiene el estado nacional con Allocco, en devolución de
exportación y bonos, que cubriría largamente la deuda que mantiene con los
trabajadores”. “Incluso”, proyecta, “podría inyectarse para comenzar a comprar
insumos, ya que la empresa se encuentra operativamente detenida por el lock-out
patronal”.
Las
mujeres, sostén fundamental
Jesica
es compañera de Hernán, uno de los trabajadores en lucha, e integra Mujeres de
Allocco, un colectivo nacido del conflicto: “Surgió cuando fuimos a ver a
nuestros maridos encadenados en el Ministerio de Trabajo y salimos a
apoyarlos”.
Todos
los lunes se juntan en la fábrica y se organizan. Arman los bolsones con las
donaciones que llegan y se turnan para participar de las reuniones y de las
marchas.
La
falta de ingresos desde hace cinco meses genera problemas cotidianos: “Nos
preocupa mucho la falta de obra social, hay muchos chicos con tratamiento, que
se tienen que operar, bebés que necesitan su leche materna, que no pueden ir a
la escuela porque no tienen útiles”.
Pero
Jesica no se resigna: “Si nosotras bajamos los brazos, nuestros maridos también.
Hay que aguantar, y darle mucha fuerza a ellos para sigan”.
Perspectivas
El viernes los trabajadores
tuvieron una audiencia con la viceministra de trabajo de la provincia, que pasó
a cuarto intermedio hasta el martes. También mañana un grupo de obreros viajará
a Buenos Aires junto a directivos de la UOM, para tratar de tener una reunión
con el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada. Además, el sábado
realizarán un festival cultural en la misma planta, con el que buscan fortalecer
el fondo de huelga.
A
pesar del cansancio y el desgaste, Matías, otro de los voceros, asegura que “el
grupo está unido, tiene el apoyo de movimientos políticos, estudiantiles,
sindicatos”.
Leonardo
destaca el aprendizaje de la lucha: “Esto es algo totalmente nuevo para
nosotros. Nos hemos burlado porque no sabíamos prender ni una cubierta (risas).
Estamos apostando el todo por el todo para que dejen de jugar con nuestro
salario”. Y resume el momento actual: “Pedimos al estado nacional y provincial
que se hagan cargo de los sueldos atrasados, y que después los tiempos y los
trámites burocráticos los cubran ellos. Mientras tanto, nosotros seguimos en
lucha”.