Después
de largas negociaciones, y sin
consultar a los trabajadores, la conducción de la UOM, acordó con las
patronales un aumento de salarios. Un 23% a partir de abril y 2
cuotas no remunerativas de 550$ en noviembre y febrero del próximo año.
De esta forma, la categoría de operario,
tendrá un salario en bruto de 4000$, lejos de los 6200$ en la que está estimada
la canasta familiar.
Ante la prepotencia de los empresarios, el
secretariado de la UOM llamó a un paro de 24 horas el jueves 10. A pesar de que
el mísero reclamo salarial y la medida decretada sin consulta no entusiasman a
nadie, una gran mayoría de los metalúrgicos llevamos adelante el paro porque
entendíamos que era necesario mostrarles a las patronales que los metalúrgicos no estamos resignados ni derrotados. Y esto es un
gran mérito de miles y miles de trabajadores que decidieron parar sin tener
delegados. Desafiando las represalias patronales no fueron a trabajar ese día.
Es mérito también de aquellos delegados que hicieron asambleas y unieron a sus
bases, evitando la división enfrentamientos entre compañeros. Porque los
directivos de la UOM no hicieron nada por organizar el paro, dejaron a miles
librados a su suerte. Y dejaron también que muchas grandes fábricas trabajen
normalmente.
La explicación
hay que buscarla en lo que dijo la presidenta al día siguiente del paro: “tenía
mucha rabia”, y la conducción de la UOM,
con Caló a la cabeza salieron obsecuentemente a firmar un acuerdo muy por
debajo de nuestras necesidades
¿Pero por qué
la presidente tenía rabia?, será ¿Porque
los patrones nos negaban un miserable aumento? ¡No! Estaba rabiosa porque
nuestros reclamos salariales no son “responsables” y porque hacemos huelga por
esos reclamos. Pero no le vimos la misma actitud cuando los irresponsables diputados y
senadores se aumentaron a si mismos el 100% sus dietas. En algo tuvo razón,
diciendo que los dirigentes sindicales siempre “viven muy bien”.
Para que los trabajadores metalúrgicos podamos
también vivir bien, debemos cambiar las cosas. Donde sea posible exigir
asambleas para que entre todos resolvamos que hacer para conseguir un aumento
genuino de salario; en otros lados,
donde no estamos organizados, debemos juntarnos en cada sección, en cada rueda de mate, para ver que podemos
hacer todos juntos. Pero
fundamentalmente es necesario que de una vez por todas, empecemos a desarrollar
un fuerte y paciente trabajo desde las bases, que apunte a contrarrestar la
desorganización y la división, impulsando la pelea por mejores condiciones de
trabajo y salariales, construyendo
juntos una herramienta que siente los cimientos de una organización
democrática y al servicio de los trabajadores, que barra de una vez por todas a
estos dirigentes traidores