Haciendo gala de su muy buen dispositivo de comunicación, la presidente
Cristina Fernández de Kichner anunció ayer un aumento del "mínimo no imponible"
para el cálculo del impuesto a las ganancias para los trabajadores.
Más allá del embellecimiento de algunas cifras todo indica que durante
el 2013 seremos más trabajadores los paguemos este impuesto al salario y el
monto de nuestro aportes será mayor.
El aumento del 20% anunciado implica que el mínimo no imponible pasa de
$5800 a poco más de $6900 (netos en ambos casos).
El problema es que en nuestro país los precios suben a un ritmo que supera
el 25% anual, y los salarios -para no perder poder adquisitivo- deben subir en
la misma proporción.
Es una completa mentira que el gobierno "resigna $8000 millones de
recaudación". Todo indica que en realidad va a aumentar su recaudación por este
concepto.
Veamos en concreto el primer acuerdo paritario del año: el de los
trabajadores bancarios. Acordaron con la patronal una aumento que ronda el 23%.
Lo que implica dos cosas para este año: que el salario de este sector (pese a
las inmensas ganancias de los bancos) pierde poder de compra y que estos
salarios recibirán mayores descuentos por el "impuesto a las ganancias".
Es cierto que solo la cuarta parte de los trabajadores sufre estos
descuentos. Pero lo que esto pone al descubierto es la precariedad y la
insuficiencia salarial que son la contracara de las inmensas ganancias
empresariales.
Se trata de pelear por una profunda reforma impositiva que quite el
impuesto al salario junto con el impuesto al consumo de los sectores populares
(fundamentalmente el IVA a los alimentos) y que grave a la renta financiera, a
la actividad minera y a todas las grandes empresas que se llevan las riquezas de
nuestro país.
La Fragua. FPDS
CN